domingo, 5 de febrero de 2017

¿Es posible, literalmente, “cagarse del susto”?

Para empezar este artículo escatológico diremos que el término correcto es “cagar” y punto. Que nadie venga con sus lecciones de moral y etiqueta a decirnos que lo correcto sería “defecar”. ¿Acaso cuando tienes que liberar al topo dices “voy a defecar, ahora regreso”? Nadie lo dice así. Sin embargo, hay una expresión mucho más curiosa: “me cagué del susto”.
Mujer se cago en los pantalones
¿Es fisiológicamente posible? ¿O solo es una manera de decir que estamos aterrados? ¿Conoces a alguien que se haya hecho en los calzones en una situación de miedo? Puede que parezca absurdo, pero hay varios estudios serios sobre este tema.

Un acto de cobardía.

Ya se han realizado diversos abordajes entre el miedo y la pérdida de control en el esfínter. Un especialista británico en artes marciales llamado Geoff Thompson escribió un libro titulado “Dead or Alive: The Definitive Self-protection”, donde explica que los luchadores profesionales generalmente acuden al baño antes de entrar en combate para no correr el riesgo de tener un “accidente” en escena.
Menciona que defecar y orinar forman parte de la naturaleza humana, pero que no es algo muy aceptable desde el punto de vista social, sobre todo cuando alguien hace sus necesidades vestido. Especialmente con los luchadores, que serán acusados de “cobardes” o “cagones” durante el resto de sus días. ¿Puedes imaginarte la vergüenza?
Humberto brown surrado
Humberto Brown es uno de los varios peleadores que se han cagado arriba del ring.

Primero sobrevives y después vas al baño.


El autor Sheldon Margulies, en su libro “The Fascinating Body: How It Works”, explica que el sistema nervioso simpático es capaz de retardar el proceso de digestión y relajar los músculos de la vejiga para que retenga una mayor cantidad de orina cuando existe una gran cantidad de adrenalina. Por ejemplo, eso nos haría capaces de participar en una acción extrema sin que aparezca espontáneamente el llamado de la naturaleza. Pero apenas nos sintamos seguros, aparecerá una necesidad imperante de usar el baño.
“El movimiento intestinal está regulado por el sistema nervioso simpático y parasimpático. Además, la pared del intestino cuenta con su propio complejo de nervios, conocido como sistema nervioso entérico, que aparentemente responde a las hormonas liberadas por el cerebro en momentos de gran estrés”, escribe Margulies.
Por ejemplo, es mucho más probable que puedas cagarte en los calzones en los momentos previosa un acto de paracaidismo, pues tu cerebro procesará todas las cosas malas que puedan suceder durante el salto, cosa que no sucedería si tu paracaídas no llega a abrirse. Esto porque el miedo racional toma control del sistema digestivo cuando llega a suceder la peor de las hipótesis.
Paracaidas smiley

Estudios en animales.

En la década de 1930 los investigadores intentaron comprender la relación entre el funcionamiento del intestino y el miedo empleado ratones para los experimentos. En una caja cerrada, los animales eran bombardeados con luces estroboscópicas y sonidos fuertes con el objetivo de analizar su comportamiento bajo una situación tan estresante.
Con base en este estudio, Jeffrey Alan publicó el libro “The Psychology of Fear and Stress”, donde relataba que los ratones defecaban más de lo normal cuando eran expuestos a situaciones de mucho estrés. Sin embargo, comparar ratones y humanos para estos fines parece algo muy fuera de lugar, ¿no lo crees?

La leyenda urbana.

Finalmente, para algunos esto no pasa de una simple leyenda urbana. La explicación estaría precisamente en nuestro sistema nervioso. En situaciones de profundo estrés, el sistema nervioso parasimpático se bloquea. Dado que ese sistema es responsable por controlar nuestras funciones fisiológicas, nuestras “necesidades” no funcionan de la forma tradicional. Es decir, aunque tengas ganas, difícilmente pensarás en ello.